En la actualidad, España se ubica por encima de países como Alemania y Holanda en el uso de ansiolíticos. Este elevado consumo de tranquilizantes, crea adicción en lugar de curar la enfermedad, así lo asegura la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.
Ricardo Ros, psicólogo, autor del libro “Stop Ansiedad”, recuerda a los médicos del Sistema Nacional de Salud que es necesario poner fin al abuso de este fármaco, teniendo en cuenta que el 15,5% de los españoles toma tranquilizantes a lo largo del año, una tasa que es todavía superior en el caso de personas con ansiedad y pánico, puesto que más de la mitad se consuela con medicamentos.
El abuso de píldoras puede adormecer además la reacción natural de ansiedad que se genera en el organismo ante un peligro real, explica el especialista. Lo que hay que combatir es la ansiedad “negativa” o aquella que se produce por miedos infundados, que provocan una serie de síntomas en el sistema nervioso, siendo los más leves sudoración, taquicardia, palpitaciones, un nudo en el estómago, falta de aire y la sensación de que la cabeza se embota.
Una vez que la ansiedad “se ha enganchado” cada vez hay más cosas cotidianas y habituales que desencadenan esos síntomas. “Primero te da miedo ir a una tienda, después te da miedo pasear por la ciudad, finalmente te da miedo salir de casa…”, manifiesta. Además, Ros defiende la propuesta de centrarse más en el pensamiento y menos en la química, sobre todo “viendo cómo crece alarmantemente el número de personas, en su mayoría adolescentes, adictos a los tranquilizantes”.
Un informe de la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad y Consumo reconoce que en sólo cinco años el uso de ansiolíticos ha aumentado casi en un 40%. El consumo de estas pastillas, según Sanidad, ha pasado de 23 millones de envases a 33 millones en un quinquenio, lo que significa que al departamento que dirige Bernat Soria le cuesta curar la ansiedad de los españoles 231 millones de euros.
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