Las mujeres nacemos con un promedio de 400.000 óvulos, cifra que va disminuyendo con el pasar de los años. Según las cifras, llegados los 40 años, sólo contaremos con 1.000 óvulos, cantidad que crea los problemas de fertilidad.

Sin embargo, para las mujeres que se unen al grupo de las mamás tardías, existen los avances de la ciencia. Aunque los expertos coinciden en que la década idónea para tener descendencia se sitúa entre los 25 y los 35 años, más del 40% de las mujeres desean convertirse en madres, pasados los 40 años. Pero a partir de esta edad las cosas se complican, disminuyendo el éxito de un embarazo.

A partir de esa edad, lo primero que se tiene que valorar es el buen estado de salud de la paciente, pues el embarazo supone una sobrecarga cardiaca y metabólica y puede surgir una serie de problemas. Son habituales los casos de hipertensión, diabetes gestacional o los que pueden terminar en cesárea, ya que cuentan con más probabilidad de tener placenta previa.

Si tu deseo de concebir es grande y estas dispuesta a acudir a la ciencia, existe para ti, la ‘fecundación in Vitro clásica, que suele costar entre 3.500 y 4.500 euros, se administra a la mujer una serie de inyecciones para estimular sus ovarios y que pueda producir varios ovocitos en un mismo ciclo. Estos se extraen con una punción transvaginal y se inseminan con el esperma. Se suelen implantar dos de los embriones resultantes en las trompas de la mujer o, en su defecto, en el útero. La eficacia de esta técnica de reproducción asistida varía mucho en función de la edad de la mujer: hasta los 40 años, se sitúa en un 50%; entre los 40 y los 45, disminuye hasta el 20%; y a partir de los 45 años es incierta.

En las mujeres de mayor edad, a las que ya se les ha retirado la regla por completo, la opción más adecuada es realizar la fecundación in Vitro a partir de los óvulos de una donante. También se suele emplear en las pacientes que producen ovocitos de una calidad que no es óptima o que han sometido a otras técnicas que no resultaron eficaces.

En este caso, es la donante la que se somete el proceso de estimulación ovárica, con inyecciones, y la mujer ‘receptora’ sólo tiene que tomar unas pastillas de estrógenos, durante 10 ó 12 días, para que el útero se prepare para albergar el embrión. Suele costar unos 6.000 euros y cuenta con una eficacia de un 60%.

La alternativa más sencilla, y la que se suele utilizar con las parejas más jóvenes y con menores problemas de fertilidad, es la inseminación artificial. Se estimula a la mujer con una menor cantidad de hormonas, para que genere varios ovocitos, y se inyecta el semen directamente en el útero, el precio entre 300 y 400 euros.

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