Una cena ligera, es el secreto de una noche placentera de sueño, que nos permita recargar energía para el comienzo de un nuevo día.
Las comidas altas en calorías, grasa o proteínas dificultarán el sueño, ya que alargarán el periodo de digestión y el cuerpo estará más activo, no pudiendo conciliar bien el sueño.
Alimentos como el plátano, avena, cereza, miel o productos lácteos, contienen triptófano, un aminoácido esencial precursor de la serotonina, neurotransmisor importante en la regulación de las fases del sueño.
De otro lado, el alcohol, aunque pueda engañar y parecer que favorezca el sueño hace todo lo contrario, en un primer momento es excitante y dificultará el empezar a dormir. Además, un exceso produce deshidratación, que conlleva alteraciones del sueño por culpa de calambres, malestar o pesadillas.
Recuerda, si tienes el estómago un poco pesado, antes de ir a dormir, esperar unos minutos más para que haga la digestión te favorecerá a la hora de conciliar el sueño, nunca vayas a la cama con el estómago lleno, pues las consecuencias no serán nada agradables al día siguiente.
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