Menores de 18 años no deberían exponer su cuerpo a este tipo de radiaciones, según advierten los especialistas. Los adolescentes pueden desencadenar en el futuro cáncer de piel, melanoma ocular, arrugas y flacidez cutánea.
En este grupo de jóvenes existe la creencia de que broncearse un poco en estas cabinas, atenuará el daño en la piel frente a una exposición solar. Sin embargo, varios estudios han demostrado que ideas como ésta son erróneas. “No sólo no protegen sino que potencian las posibilidades de quemarse. Son un factor de riesgo para el desarrollo de melanomas, especialmente cuando se usan antes de los 20 años. Estas cabinas deberían estar prohibidas en la adolescencia”, afirma Eduardo Nagore Enguídanos, jefe clínico del Instituto Valenciano de Oncología.
Por su parte, Ramón Grimalt, de la Unidad de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona, nos explica: “La piel es especialmente sensible y tiene un sistema inmunológico aún inmaduro, sobre todo en los menores de seis años. Además, teniendo en cuenta que la piel ‘no olvida’ y que el efecto de las radiaciones es acumulativo, cuanto antes se produzcan las exposiciones, antes se podrá rebasar la línea tope”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaba que los menores de 18 años no recibieran sesiones de bronceado con rayos ultravioleta de tipo A (UVA), por tratarse de una práctica que conlleva un serio riesgo de cáncer en 2005.
No optante, según Grimalt, en el marco legal español, “no hay ninguna prohibición explícita en esta dirección. Al igual que la OMS, únicamente nos movemos en el marco de las recomendaciones”.
Una vez más, la asociación entre melanoma y lámparas de autobronceado fue confirmada dos años después, en 2007, por un equipo internacional de investigadores que revisó todos los trabajos desarrollados hasta entonces. Concluyeron que de 19 estudios analizados, los individuos que utilizaron este tipo de bronceado artificial eran un 15% más propensos a desarrollar melanoma.
Informar sobre éstas y otras recomendaciones es lo primero que debe hacer la persona responsable del centro de bronceado, el gimnasio o la peluquería donde se lleven a cabo estas sesiones.
Fuentes del Ministerio de Sanidad explican que los establecimientos en los que se realizan estas prácticas “están regulados por normativas autonómicas y, por lo tanto, cada Comunidad Autónoma se encarga de autorizar o no su funcionamiento, así como las inspecciones oportunas”.
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