Según un estudio, realizada por un grupo de científicos italianos encabezados por el doctor Paolo Manzoni, de la Unidad de Neonatología y Cuidados Intensivos Neonatales del hospital de Santa Anna en Torino, incluir en la alimentación de los prematuros la proteína lactoferrina bovina, sola o acompañada de un probiótico (‘Lactobacillus rhamnosus’ GG), podría prevenir la incidencia de sepsis neonatal (infección grave que aparece pasadas al menos 72 horas del alumbramiento).

La lactoferrina bovina también puede impedir el crecimiento de una amplia variedad de bacterias hongos y virus y además, en estudios de laboratorio, esta glicoproteína ha demostrado una actividad antibacteriana aun mayor que la lactoferrina humana.

Para arribar a estos resultados, el estudio contó con 472 niños, los cuales fueron divididos en tres grupos. Un grupo de 153 neonatos recibieron por vía oral sólo la lactoferrina bovina, el otro de 151 tomaron lactoferrina bovina combinada con el probiótico LGG y en el tercero de 168 tomaron placebo. El tratamiento se prolongó durante los primeros 30 días de vida de los bebés que pesaban más de 1.000 gramos y hasta los 45 días en el caso de los que habían pesado menos de 1 kg.

De 45 prematuros que desarrollaron su primer episodio de sepsis tardía se observó que la incidencia fue muy inferior entre los neonatos que habían recibido lactoferrina bovina, sola o combinada con LGG, ya que mientras estos la sufrieron en un 5,9% y un 4,6% respectivamente, quienes habían recibido placebo presentaron una incidencia del 17,3%.

De otro lado, la mortalidad fue del 0% en los que solo tomaron lactoferrina, 0,7% en los que la ingirieron combinada con el lactobacillus; pero afectó al 4,8% de los que habían recibido solo el placebo.

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