Una revisión publicada en ‘The Lancet’ repasa el estado de la investigación de reconstrucción renal.

Lo más importante es para lograr esta gran avance en tratamiento de medicina regenerativa, es saber qué células madre o progenitoras sirven para renovar el tejido de los riñones. Y el primer paso es estudiar los procesos de reparación naturales, con el objetivo de aprender a potenciarlos.

“La mejora del conocimiento de los mecanismos de reparación renal ha llevado a los científicos a intentar esclarecer si la inyección de células en un riñón gravemente deteriorado podría ayudar a reparar y regenerar el tejido lesionado, estimulando y acelerando el proceso curativo natural“, explican los autores.

Como se ha constatado, el riñón de los mamíferos tiene una capacidad de regeneración mucho más limitada que la de otros seres vivos, sin embargo, algunos estudios han observado que nuestro organismo dispone de células madre que acuden al ‘rescate’ en caso necesario. Estas células se encuentran en el propio órgano o en otras partes del cuerpo. Así, se ha visto que las procedentes de la médula ósea pueden migrar hacia el riñón cuando éste sufre una lesión aguda.

Pero, desafortunadamente, los autores del artículo advierten de que, cuando el daño es crónico, tal y como ocurre en diversas enfermedades, ya no está tan claro que pueda recuperarse con éxito el tejido mediante esos mecanismos.

Para este caso, hay estudios que apuntan al papel que podrían desempeñar algunos fármacos en los pacientes que hoy en día están abocados a la diálisis o el trasplante. Se trata de dos tipos de medicamentos (los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los antagonistas de los receptores de la angiotensina II) que disminuyen la hipertensión y el exceso de proteínas excretadas por la orina.

En un estudio observó que tras 8 años de tratamiento con estos medicamentos, se pudo estabilizar la función renal de seis pacientes con diabetes tipo 1 que, en otras condiciones, habrían acabado perdiendo totalmente la capacidad de filtrar la sangre en cuestión de meses.

A este entender, hay evidencias de que la ayuda farmacológica posibilita la regeneración renal. No obstante, esta vía terapéutica se encuentra aún en fase experimental, se necesitan realizar maás estudios y deberán pasar unos cuantos años para que sea una realidad en la práctica clínica.

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