La reconocida revista ‘British Medical Journal’, publica esta semana puntos básicos que deberían tenerse en cuenta todos los centros de salud frente a una posible pandemia de gripe A/H1N1.

Dichas recomendaciones fueron elaboradas por un grupo de científicos del Hospital Addenbrookes de Cambridge (Reino Unido) después de visitar dos hospitales hongkoneses para aprender las pautas de actuación que allí sirvieron para contener el avance del SRAS (neumonía asiática, bautizada técnicamente como síndrome respiratorio agudo y grave).

Susan Robinson manifiesta que estas situaciones requieren sobre todo preparación y planificación, tener un coordinador que facilite que los planes y protocolos salgan adelante cuando llega el momento de aplicarlos. Dialogar con el personal sanitario Poner en común los detalles de los planes de actuación con los médicos y enfermeros del hospital puede ayudar a que las cosas funcionen mejor.

Probarse las mascarillas, ya que todas no sirve para todo el mundo, y los sanitarios deberían buscar el modelo que mejor se adapta a su fisonomía y que más los proteja antes de que lleguen a masificarse los hospitales.

No está descarado que quienes atienden a los pacientes puedan contaminarse a ellos mismos o contagiar a otros, por ejemplo, mientras se visten o se quitan el material protector. En tal sentido, para evitar estos contagios, es necesario que sean adecuadamente entrenados para llevar a cabo estas pautas con seguridad. Esta preparación debería incluir no sólo a los sanitarios, sino también a otros empleados del hospital, como el personal de limpieza o los administrativos.

Los centros de salud deberían almacenar con antelación reservas suficientes de equipamiento protector. Las necesidades de este material, entre ellos: mascarillas, gafas, guantes, protectores para los zapatos, batas y pijamas quirúrgicos, deben ser previstas con tiempo, porque es previsible que escaseen durante una pandemia.

Se debe, por todos los medios, evitar infecciones cruzadas entre los distintos servicios del hospital, por eso aconseja “asumir que cualquier paciente febril puede estar infectado hasta que se demuestre lo contrario”. Los hospitales deben contar con una vía de entrada especial para los casos sospechosos y los medios para aislarlos.

Es posible que durante una pandemia sea necesario definir las tareas de ciertos profesionales para orientarlos hacia la atención de los pacientes contagiados. Debe tenerse en cuenta que el patrón de asistencia a las urgencias puede cambiar en medio de la epidemia, y que el número de pacientes con patologías menores descenderá significativamente.

El hospital debe mantener informados a sus profesionales del número de pacientes ingresados por la gripe, de la evolución de sus colegas que puedan estar contagiados, de la disponibilidad de mascarillas y antivirales.
Trabajar muchas horas en un entorno de tanta presión y lejos de sus familias puede afectar al estado de ánimo de los sanitarios, Por eso, es importante que no se descuide esta cuestión y se mimen los detalles: disponer comida fresca durante todo el día y reservas de café o llamadas gratuitas y un buen servicio de lavandería puede hacerles la vida un poco más fácil a médicos y enfermeros.

En el peor de los casos, es probable que los hospitales no sean capaces de ingresar ni atender a todos los pacientes que puedan llegar, en tal sentido habrá que tomar decisiones difíciles durante la pandemia. Se debe preparar material informativo para las familias que deban llevarse a los pacientes a casa y así evitar las infecciones en el hogar e indicarles en qué caso deben o no acudir a los servicios médicos.

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