Si tus ojos están notando el peso y paso de los años y cada vez el contorno está más caído y más hinchado, quizás estés considerando la cirugía de párpados. Es la mejor forma –la única realmente efectiva– de hacer desaparecer todas esas imperfecciones que no se pueden hacer desaparecer con trucos de maquillaje y que hacen que tus ojos te hagan tener un aspecto más cansado y mayor de lo que eres. La cirugía de párpados (o blefaroplastia) es un modo de conseguir un aspecto más joven. En algunos casos, también puede ayudar a mejorar la visión del paciente, ya que uno de los problemas de los párpados caídos es que puede empeorar la visión de quien lo sufre.

La blefaroplastia suele realizarse conjuntamente con algún otro tipo de intervención cosmética, aunque también se puede realizar sola. El motivo por el que se realiza en muchas ocasiones con otras operaciones estéticas es que la blefaroplastia está destinada a eliminar las bolsas de los párpados inferiores y a arreglar los párpados caídos. No solucionan otros problemas estéticos de los ojos como las patas de gallo, las cejas caídas o los círculos oscuros. Este tipo de problemas también tienen una solución quirúrgica, pero requieren un procedimiento distinto.

Si estás en buenas condiciones físicas y eres realista en cuanto a lo que esperas de esta operación, lo más probable es que seas un buen candidato para esta intervención. También es importante que no sufras ningún problema ocular grave como glaucoma. En ese aspecto es vital que seas sincero al 100% con tu médico para que determine si eres o no un buen candidato. No mientas, porque si lo haces podrías estar poniendo en peligro tu salud y tu vida.

La operación en sí misma dura normalmente entre una y tres horas, dependiendo de cada paciente y de la cantidad de grasa y piel sobrante que deba retirarse. Las incisiones se realizan en el reborde del ojo para que no sean visibles.

Como en todas las intervenciones médicas, hay que ser consciente de que la blefaroplastia es una operación y que todas las operaciones conllevan complicaciones potenciales y riesgos, como infecciones, visión doble o borrosa, sangrado… Hablamos del postoperatorio, no de condiciones permanentes. Después de la operación, es posible que sufras decoloraciones o hinchazón en los ojos, algo que debería desaparecer en un máximo de diez días. También es posible que durante los primeros días después de la operación seas más sensible a la luz y notes que los ojos te lloran.

Es importante que después de una blefaroplastia evites deportes que cansen mucho o actividades que provoquen un gran cansancio de la vista (por ejemplo, mirar la televisión muchas horas, leer, trabajar en el ordenador…) hasta que el médico te indique lo contrario.

Y tú… ¿Cómo lo ves? ¿Añadirías algo más? ¡Cuéntanoslo!

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