Sebastián Sevilla, médico clínico del Hospital Universitario Austral, refuerza la idea de que el agua es vital para el funcionamiento del organismo: “Al menos el 50% del cuerpo está constituido por agua, esto incluye por ejemplo el contenido celular y el plasma de la sangre”.
Sin embargo, cuando se bebe en exceso, el agua puede desarrollar varios problemas. En primer lugar, el especialista advierte que existe un equilibrio eléctrico en el organismo.
“Los minerales y otras sustancias tienen cargas negativas y positivas que conviven en un equilibrio de electroneutralidad. Cuando se rompe esta balanza, se producen trastornos muy importantes en la función de los órganos”.
“El agua y los electrolitos se mueven conjuntamente: el exceso de agua interfiere en el mantenimiento de este balance. Si se pierde mucho sodio o mucho potasio, por ejemplo, se puede perder este equilibrio”, añade Sevilla.
“Dietas como hipocalórica y basada en agua, malnutren. No hay ingesta calórica ni reposición de minerales, pero se incorpora mucha agua, una combinación que favorece el desequilibrio”, subraya.
Además, el médico puntualiza otra cuestión importante: “si bien la capacidad del organismo de manejar el líquido es muy eficiente, tomar agua en gran exceso puede sobrepasar esta regulación y causar hiponatremia”.
“El mecanismo que causa la hiponatremia debe corregirse para evitar su progresión rápida porque puede derivar en edema cerebral“, advierte.
A este entender, Sevilla manifiesta: “Aconsejamos beber entre 2 y 2,5 litros de agua u otras bebidas e infusiones por día, de manera repartida, no de golpe. El cálculo se deduce de los ml/kg que pesa la persona. Este es el promedio para una persona sana, pero se ajusta a cada caso”.
“Hay que tomar la cantidad de agua necesaria; sabemos que es malo tanto tomar menos de lo requerido como tomarla en exceso”, concluye el experto.
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