Un estudio, llevado a cabo por investigadores españoles, pone en tela de juicio las propiedades saludables de los productos adelgazantes y señala que, al menos en animales, generan daño hepático.
Ya hace varios años que se viene publicando los resultados de estudios realizados en roedores donde se muestra las bondades que generan sobre el organismo los alimentos o productos enriquecidos con un tipo de compuestos derivados del ácido linoleico conjugado (CLA), un tipo de grasa. Algunos trabajos han mostrado su potencial anticancerígeno, sus propiedades cardioprotectoras y su posible utilidad para controlar el sobrepeso.
Sin embargo, el reciente estudio, publicado en la revista ‘Frontiers in Bioscience’, advierte que los beneficios se encuentran sólo en un tipo de compuesto del CLA, los isómeros cis, presente de forma natural en aceites vegetales y, especialmente, en la carne y la leche procedentes de animales rumiantes. Existe otro tipo de compuesto, los isómeros trans, derivados de forma artificial del ácido linoleico que no tienen esos efectos saludables.
“Como se había visto su efecto positivo en ratones (pero sólo el de los isómeros cis), se derivó en la elaboración de cápsulas que son básicamente este compuesto (el CLA) pero en su etiquetado no dice qué isómero contiene”, señala José Martínez-González, del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC) y coordinador del estudio.
Además de no conocer qué sustancias se está ingiriendo, las personas que toman estos compuestos en cápsulas con el objetivo de adelgazar podrían estar generando un grave daño sobre su salud.
“Estos comprimidos llegan a contener hasta 3,6 gramos de compuesto puro. Una cantidad muy elevada que, como hemos visto en nuestro trabajo, genera diferentes efectos adversos en el organismo de los roedores“, explica Martínez-González.
Los investigadores observaron que cuando suministraban a los ratones los isómeros cis su organismo reaccionaba ligeramente de forma positiva, disminuyendo los niveles de colesterol y mejorando la función hepática. Sin embargo, aquellos a los que se les administró isómeros trans presentaban una distorsión en el nivel de lípidos (grasas), de la glucosa y de la insulina. Se producía además una degeneración del tejido hepático, con una pérdida de función y una exacerbación en la producción de glucosa.
“Estos efectos se habían observado en investigaciones previas, nuestro estudio, además de constatar estos hechos, determina el mecanismo por el que se producen. Niveles altos de esta sustancia alteran la expresión de genes en el hígado“, aclara este experto.
Para concluir, los investigadores insisten en que los datos obtenidos en animales “deben tomarse como una importante llamada de atención sobre los posibles efectos del consumo prolongado e incontrolado de estos compuestos como principal forma de perder peso“.
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