Controlar la tensión arterial se ha vuelto una tarea un tanto difícil y muy preocupante para los pacientes. En ocasiones los cambios en los hábitos en la vida cotidiana y la utilización de dos o tres medicinas no es suficiente para controlar esta patología, dando como resultado el padecimiento de una hipertensión severa.

La farmacéutica Gilead Sciences manufactura un antagonista del receptor de la endotelina (sustancia vasoconstrictora) llamado darusentan, empleado con éxito en el tratamiento de la hipertensión y cuyos potenciales efectos secundarios lo han relegado para su uso en pacientes específicos. Uno de estos grupos podría ser el de aquellos para los que las terapias convencionales no funcionan (cambios en el estilo de vida y el uso de varios fármacos para controlar su hipertensión).

En este ensayo, se probó la eficacia del darusentan frente a un placebo en 348 pacientes. De ellos, 132 recibieron una sustancia inocua y 247 fueron asignados a uno de estos tres regímenes farmacológicos: 50 mg, 100 mg o 300 mg de darusentan al día.

Los resultados arrojaron que la reducción media lograda por el placebo fue de 5 y 8 mm Hg en la tensión sistólica y diastólica. Mientras que el darusentan disminuir en 18 y 10 mm de Hg estos parámetros, sin diferencias significativas entre las distintas dosis del fármaco administradas.

“Sin embargo, estos resultados no quieren decir que el durasentan sea necesariamente el mejor tratamiento para todos los pacientes con hipertensión resistente”, explica Bryan Williams, del Departamento de Ciencias Cardiovasculares del Instituto Nacional de Investigaciones de la Salud del Reino Unido.

El problema, son los efectos adversos del fármaco, en especial la retención de líquidos y el edema periférico, que se presentaron en cerca de un cuarto de los pacientes tratados, una tasa que duplica la alcanzada por el placebo. Este contratiempo impide, entre otras cosas, que las personas con fallo cardiaco se puedan someter a esta terapia.

Cuando la tensión arterial sistólica supera los 140 mm Hg y la diastólica los 90 mm Hg se considera que existe hipertensión. Para aquellos que además sufren diabetes o una enfermedad renal crónica, los valores máximos bajan a 130/80 mm de Hg.

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